miércoles, 4 de septiembre de 2013

RAN

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AKIRA KUROSAWA
1985


Estuve en deuda con esta película durante muchos años. Llegó a Chile cuando yo no tenía ni la edad ni la independencia económica para verla, pero un solo vistazo a algunas de sus secuencias me provocó ese extraño escalofrío al presentir que estaba ante algo grande.

Pasó el tiempo y repetidas veces, la producción se instalaba en pequeñas salas o en programas universitarios de cine, pero nunca coincidía mi tiempo libre o mis fondos. 

Un día anunciaron que sería exhibida a media semana en el cine Normandie. Yo me programé y ese día me salí de clases y dediqué la tarde a saldar esa vieja deuda. Era ya el año 2000 y creo que fue la última vez que se exhibió en celuloide. 

La cinta es símplemente fantástica, una versión samurai del REY LEAR, en la que Kurosawa hace gala de su experiencia como pintor; la sangre es un color que tiñe paredes completas; la soledad, el remordimiento, la locura representados como en un teatro noh. 

Es fácil entender que Kurosawa despierte verdadera devoción en el cine y sea admirado por Scorcese, Coppola, Lucas, los que le copian y llegaron a producir sus últimas películas.