viernes, 2 de agosto de 2013

LA NARANJA MECÁNICA









Stanley Kubrick
1971

Nuévamente el viejo Kubrick da una lección que trasciende las décadas. Sólo él le podía dar a la violencia cruda un sabor sinfónico. No me puedo imaginar una sola escena de esta película que no se haya convertido en un emblema del cine universal, como casi todo el trabajo de Kubrick, así como esa mirada irónica sobre la tragedia y el terror. 
La vi a los 13 años, lo que demuestra la irresponsabilidad de mis padres, y me pareció una película erótica, a esa edad quién no quiere ser un Alex De Large, saltarse todo, tener sexo todo el día, no sentir ninguna obligación salvo juntarse con los amigos a consumir drogas y planear el siguiente golpe. Y fue exáctamente eso lo que le causó problemas en todo el mundo; fue censurada en Inglaterra, en donde se le acusó de aumentar los índices de violencia, nuévamente las autoridades incompetentes culpan a otros por su incapacidad; en Hollywood estuvo nominada a varias categorías, pero no recibió ningún premio.     

Años más tarde me hice con el libro, escrito por Anthony Burgess, y frente a él la película es una fábula infantil.

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